Estábamos de paso por Ronda y decidimos entrar, la decoración nos llamó mucho la atención así como algunos de los platos que veíamos pasar, todos con una presentación estupenda, y lo mejor fué que después al probarlos, todavía era mejor.
Benito Gómez, catalán de raíces malagueñas, ejerce en Tragatá desde hace diez años una línea propia, bien definida, y que busca siempre el sabor del producto por encima de cualquier otra cosa y del que dice que es y seguirá siendo su “niño mimado”. Una cocina andaluza puesta al día, que Gómez ejecuta con mucho trabajo, pasión y una buena técnica adquirida sobre todo en sus años de formación, instruido en las técnicas de Ferran Adrià durante su estancia en la Alquería de la Hacienda Benazuza, en Sevilla o de Jean Luc Figueres. Gómez, busca la perfección y la aventura en cada uno de los platos que elabora.